HABLEMOS
¡Hola Comunidad! ¿Cómo están? Seguramente ya habrán visto, que tenemos un nuevo newsletter, de una persona que apreciamos mucho en Ciudad Urbana y su aporte es muy valioso. Pueden verlo, “Detrás de las conquistas” acá. En su primera entrega, Santi Paccor, nos habla de Simone Biles y su historia, la cual, particularmente desconocía.
Ahora bien, difícil es desconocer el presente de nuestra política. Como punto de partida, les tengo que pedir disculpas. Hago esta entrega, con un desprecio, una desilusión y una sed de venganza ideológica, muy grande. Algo que no tiene que suceder en estas líneas, pero no lo logré.
Creo que debemos separar e ir por partes sobre el tema “Alberto”:
Si existe algún desprevenido, que lo dudo muchísimo en este caso y desconoce la situación, Fabiola Yáñez denunció a Alberto Fernández por violencia «física y mental». Aquí tenemos que determinar lo más importante y básico en cuestiones de violencia de género. Siempre, pero siempre, hay que escuchar y acompañar a la víctima. Luego, respetar sus tiempos, su comunicación y sus decisiones. Ningún victimario debe tener beneficios por su lugar en la sociedad, sea quien sea, hay que denunciarlo y colocarlo a disposición de la Justicia. Siendo esta última, la encargada de determinar las consecuencias, con todas sus falencias, claro. Por ello, en este caso, nos olvidamos de algo trascendental. La víctima fue colocada en un segundo plano y está siendo utilizada.
Despejado esto, no podemos pecar de ilusos. Esto no ha sido conocido, exclusivamente con el objetivo de proteger a Fabiola Yáñez. Si hacemos una línea histórica, hace unas semanas atrás, Alberto Fernández comenzó a aparecer nuevamente en los medios de comunicación. Con poco interés para la sociedad y con diálogos que poco generaban, intentó retornar a la escena pública. En una de estas entrevistas, expresó que la cúpula de Clarín, cuando él se encontraba en la presidencia, le exigió “que entregara a Cristina”. Paralelamente a esta declaración, en el marco de una investigación por abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público, donde se investiga si Fernández le facilitó negocios de intermediación financiera a su exsecretaria, María Cantero y su pareja, Héctor Martínez Sosa. Fue secuestrado el teléfono de Cantero y en él aparecieron chats, fotos y videos de Yáñez exponiendo una posible violencia de género. En junio, cuando esto surgió durante las pericias sobre el teléfono de Cantero, contactaron a Yáñez, le ofrecieron denunciar, ella declinó y la causa fue archivada.
Sorpresivamente, sin nuevos indicios de dicha presunta violencia de género, el Juez Ercolini, decidió desarchivar la causa, volviendo a consultarle si deseaba realizar la denuncia, algo que es imposible de observar en nuestro Poder Judicial -totalmente machista-, entiéndase, que nuevamente se comuniquen con una víctima que ha sufrido violencia y le otorguen contención. Siendo la nueva respuesta, un sí. Yáñez manifestó estar padeciendo lo que definió como ‘terrorismo psicológico’ por parte de Alberto Fernández, así como acoso telefónico, de manera diaria. Dado que él agresor se contactaba mediante mensajes telefónicos amedrentando psicológicamente.
Como comenzamos estas líneas, debemos celebrar todo aquello que permita que la víctima esté más segura y se respeten sus derechos. Ahora, detrás de todo esto se encuentra un juego de poder muy grande, que tiene como objetivo mucho más que la protección de Fabiola y puede llegar a tener resultados desastrosos en nuestro país.
Por ello. como punto de partida, tenemos una acción y una consecuencia, de la cual dudo sus objetivos. Obviamente, es innegable su importancia y trascendencia, pero también debemos encontrarnos alerta, en otros puntos de nuestras vidas y el contexto político, porque es una estrategia conocida, la de lanzar una bomba a un sector y moverse por otro. Además, este escándalo le ha robado total centralidad a cuestiones muy particulares que han sucedido esta semana: A principio de semana, fue asesinada Susana Beatriz Montoya, madre de Fernando Albareda, hijo de Ricardo Fermín Albareda, torturado y asesinado durante la dictadura militar. Fernando, integra la agrupación “hijos” y en la escena del crimen se encontraron mensajes como “te vamos a juntar con tu papito”, “sos hijo de un terrorista”, “se te terminan los amigos”; por otro lado, se dio a conocer la foto de la visita a la cárcel por parte de Diputados de la Libertad Avanza, a genocidas, como Raúl Guglielminetti, Honorio Martínez Ruiz, Marcelo Cinto Courtaux, Alfredo Astiz, entre otros. Este episodio es muy preocupante, porque si bien cada persona puede tener los contactos que desee, que Diputados y diputadas, como Beltrán Benedit, Guillermo Montenegro o Lourdes Arrieta, reivindiquen a personas que han picaneado a mujeres embarazadas, violado otras, asesinado, robado bebés y principalmente, con delitos que hoy perduran en el tiempo como han sido las desapariciones; por último, llego el fin de la primera etapa, una causa y sus denuncias, muy importantes en la década pasada, que colocaron en un lugar crítico a la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, como ha sido la causa de Moreno y el Indec. Guillermo Moreno, fue declarado culpable de abuso de la autoridad, algo que aún no se encuentra firme, por la doble instancia que existe en el Derecho Penal, pero donde lo más importante es que no han podido demostrar la presunta manipulación de los datos del INDEC. Esto es algo histórico y la concreción de que ha existido un “relato” sobre este tema. Hoy, puede resultar de poco interés, pero diez años atrás, estos eran nuestros problemas. Sin dudas, sigue colocando a “la década ganada” en un lapso histórico y memorable para nuestra patria.
Todos estos sucesos han sido sobrepasados por el tema “Alberto Fernández”.
Asimismo, lo primero que se ha buscado con la denuncia de Fabiola Yáñez, ha sido colocar en el ojo crítico a las políticas públicas, construidas por el movimiento nacional y popular en esta temática. Con ello, por un lado se intentó generar dos bandos, algo impensado en casos de violencia de género, pero además, con un alto grado de falsa superioridad moral, muchos integrantes de distintos movimientos políticos, expresaron hasta un regocijo sobre el tema. El único fin en esto, es denostar un movimiento que ha avanzado hacia márgenes más acordes a nuestros tiempos, siendo rechazado y criticado por alas conservadoras de la Argentina. Como así también, criticar lo público, sin comprender los padecimientos de muchas mujeres y disidencias.
La cuestión aquí, es que dichas críticas se sustentan por información falaz, sin importar, como muchos años atrás, los daños provocados.
En principio, abrazo y me reconforta que en toda esta deposición, existan mujeres, en este caso, que nos siguen representando y sobre las cuales podemos asemejar nuestros pensamientos, las primeras voces, han sido de jóvenes pidiendo disculpas. Algo irrisorio, que mujeres jóvenes, que han tomado banderas muy importantes, se les ha exigido que respondan por un hombre de 65 años, que ha llegado a ser Presidente, a pesar de que dicho honor, holgadamente le ha quedado inmenso.
Además, las instituciones que se han originado a partir de esta problemática histórica, entiéndase la violencia de género, han generado avances muy profundos. Siendo este caso, un ejemplo claro, tiempo atrás era impensado imaginar que una mujer pudiera denunciar a la persona que ha usufructuado la máxima autoridad en el arco político de nuestro país. De esta forma, nos permite pensar las dificultades que se originan en estos casos. Imagine usted que una mujer como Fabiola Yáñez, con los accesos que poseía como primera dama, la capacidad de raciocinio que se pueden generar en estos espacios, los ingresos que la misma, tardó meses en poder expresarlo y/o encontrar alguien que la pueda ayudar. Imagínese los obstáculos que tiene María que vive en el barrio popular de su ciudad.
En el mismo sentido, todas las posibilidades, por mínimas que sean, han sido impulsadas por el movimiento de mujeres de nuestro país y es una total falacia que no han tenido resultados. Es así que la línea 144 de atención a víctimas de violencia de género, atendió entre 2019 y 2023 a más de 1.200.000 llamadas y realizó más de 93.000 intervenciones. En la actualidad, el área solo cuenta con dos trabajadoras, lo que ha provocado que existan 7.000 víctimas de violencia de género en situación de alto riesgo sin respuesta. El Ministerio de Justicia disolvió la Subsecretaría de Protección de la Violencia de Género, luego de 37 años, estas políticas carecen de institucionalidad. En este contexto, cada 37 horas, en nuestro país, se produce 1 femicidio. La única verdad, es la realidad.
Por último, el machismo en nuestro país sigue a flor de piel, hoy, todas las tapas de los diarios la tienen a Tamara Pettinato, quien nunca tuvo un cargo político y no ha cometido ningún crimen, empero, es ella quien está allí y no el nefasto ex presidente.
Todas estas circunstancias, luego de proteger a la víctima, lo cual se viene haciendo muy mal, dado que se encuentran circulando las fotos de Fabiola Yáñez golpeada, sin respetar su intimidad y generando una revictimización, debemos repensarnos desde lo político. Hace años, que desde el Movimiento Nacional y Popular, hemos perdido la capacidad de generar “buenos cuadros”. Tal vez, esto es un error y esos cuadros existan, pero los lugares de decisión los tienen los lamebotas, los faranduleros, los farsantes, los exuberantes y muchos adjetivos más que ingresan para calificar a estas personas. Encontrándose en masculino, dado que la mayoría son hombres.
A pesar de este triste capital humano, el gran problema es que no existen líderes naturales. No se encuentra una representación política, que nos atraviesa, dándose una respuesta un tanto inútil, con resultados a la vista, donde se determina que si eso no existe, por lo menos hay que detentar el poder. Aquí, me pregunto, ¿Para qué?
Querer acceder a ese poder, produce que de forma continua, nos vengan a señalar o determinar, quiénes nos van a representar. No tenemos decisión. Una falla total en la democracia, nos conformamos con el mal menor. En nuestro presente, nos damos cuenta, que por menor que sea, el mal, es el mal.
Por ello, quienes militamos en el campo Nacional y Popular, por un lado, tenemos paredes, de gran altura y de forma continua, para ser escuchados, más aún para tomar decisiones. Luego, debemos charlar y defender lo indefendible. Allí es el momento donde en verdad defendemos ideas, posturas, en definitiva, una doctrina. Pero con estos infructuosos, estamos cada día más cerca de un movimiento netamente espiritual, que aleja su capacidad de aplicación y concreción.
Escuche en estos días, conclusiones muy correctas, unos pocos tienen los pies en la tierra. En chabacano, si sabían que era un sorete de qué se sorprenden. Conocida es la anécdota, donde Guillermo Moreno cuenta que Alberto Fernández lo señaló con el dedo frente a Cristina Fernández de Kirchner, durante su gobierno, por una revista donde se lo colocó al mismo Moreno en su tapa, de vacaciones en Brasil, durante una grave crisis del gobierno. La foto estaba trucada. Ni para buchón servía este señor.
Con el correr del tiempo, se torna más incomprensible, las razones que llevaron a obligarnos a depositar nuestras esperanzas sobre este inmoral. En definitiva, la imagen es esa. Una ilusión, que hoy se encuentra destrozada en pedacitos. El movimiento está en un subsuelo. ¿Cómo hacemos para convertirlo en un ave fénix? Por ahora, tenemos muy pocas herramientas.
Así las cosas, no debemos victimizarnos por completo. Tenemos una cierta culpa en esto. ¿Cuál? Continuamos nuestro camino con viseras como un equino. Si hay algo que elogio a este gobierno, es la capacidad que tiene para hablar de temas que no se conversaban. Colocar en el ojo crítico, lo que nunca se criticaba. Nos obliga a romper comportamientos. Ojo, esto no quiere decir que “ellos” lo hagan, es una música mientras se desconoce que sucede entre bambalinas.
Debemos dejar de sentir naturalidad, en aquello que no lo es. Acaso no sabemos que al poder no acceden los mejores y más preparados; que el dinero en las cúpulas de ese poder es la línea para marcarte en qué lugar estarás; que es un mundo machista, misógino, violento, repleto de usufructuarios de los vicios más perniciosos de nuestra sociedad; vicios de todo tipo, como de aquellos que dicen combatir; que hablan de lo que nos sucede, pero nunca se ponen en nuestros pies; que acallan los proyectos más nobles de nuestro futuro, si no ven la retribución; que se encuentran atornillados, a un falso poder, una sed de premiación humana inútil, donde en definitiva, al final, se van sin nada.
Tengo en claro que no todo es negativo, detrás de muchos deteriorados morales, hay miles de personas que luchamos por generar una ciudad, una provincia, un país y en definitiva un planeta, con mayores oportunidades y solidaridad entre nosotros y nosotras. La raza humana, es global por su naturaleza, pero ese colectivo por el transcurso de los siglos, ha sido colocado en la pasividad.
Tal vez, debemos dejar de engañarnos. Tenemos que generar herramientas, para que seamos liderados por lo mejor que tenemos. Lo que tenemos, es mucho, este país es una enorme belleza. Tenemos capacidad para construir liderazgos que nos marquen a fuego. Construir una verdadera entidad, que nos sitúe en un lugar de la historia. Es decir, la historia no es solamente cruzar los Andes, en tu barrio, en tu centro de educación, en tu club, podes hacer historia. Pero, por este camino, no existiremos en ningún libro o mito barrial, seremos olvidados. En un contexto político, donde si no se ha comprendido, todo es político, no hay peor dolor que ser olvidados, esto nos determina que no hemos aportado lo suficiente o no estuvimos a la altura de las circunstancias. Por eso, hace añares, que marcar la historia es para pocas y pocos. Levantémonos, abracemos y empujemos para que la historia, la escribamos como Argentina merece.
Por Andrés Noetzly
9 de Agosto del 2024.