El mundo maravilloso de Clarice Lispector
Desde que soy mamá mis gustos literarios mutaron y se adaptaron a este nuevo rol en mi vida. Y es por esta razón que conocí, por suerte, un mundo de nuevos autores. Y en otros casos, aspectos mucho más maravillosas de otros que ya leía como adulta. Esto me sucedió con la gran Clarice Lispector, quien me atrapó en todas sus facetas literarias.
En este nuevo encuentro quiero recomendarles algunos cuentos de esta autora que sin duda deberían leer con sus hijes: “La mujer que mató a los peces” y “El misterio del conejo que sabía pensar”. Dos textos que invitan a leer sin parar con o sin niñeces cerca.
Lispector, es una escritora fundamental de la literatura latinoamericana y en sus narraciones infantiles nos comparte su propia niñez y también la condición de madre de una mujer dotada con el don de crear historias que indagan en territorios enigmáticos y nos asombra con su capacidad para estimular la imaginación.
Los textos infantiles de Clarice nacen por un pedido/orden (como dice ella) de su hijo, que le reclama que escribía para todos, menos para él. Por este motivo, sus cuentos, son muy personales, autobiográficos y familiares. Razón por la cual, para mí, son tan hermosos para leer en familia. Son historias Sugerentes, tiernas, inspiradoras, originales, capaces de atrapar la realidad, incluso la crueldad, y de volar por los cauces más inesperados.
Estas narraciones son una puerta abierta a participar de esas experiencias, a seguir imaginando y alentando la capacidad de los más chicos para edificar historias, hacer preguntas, empezar a adentrarse en el territorio de los sueños…de la literatura.
“La mujer que mató a los peces, desgraciadamente soy yo”. Así da comienzo la narradora un cuento que se limita a relatar, con total sinceridad, que se olvidó de dar de comer a los peces que su hijo le dejó a cargo cuando se fue de vacaciones, buscando el perdón, o no, de sus lectores. Pero el motivo de lo sucedido lo deja para el final. Dando lugar a la narración de otras vivencias, propias o cercanas, con animales diversos. Un texto que genera proximidad con los niños y niñas que pasan las páginas del libro o escuchan el relato de boca de sus mayores, se acentúa a través del diálogo, de las preguntas, siempre con la intención de que intervengan, tomen partido, sean partícipes de la narración de forma activa. Casi de verdad es una graciosa y atrapante fábula que, con humor y desde el punto de vista de los animales, invita a reflexionar sobre el poder, la opresión y la lucha de los (supuestamente) más débiles para vencer al poderoso. Un relato para infancias donde se luce el juego con el lenguaje y los sonidos. Ideal para leer en voz alta, disfrutando de una historia simple y a la vez profunda, que nos ayude a sostener desde la literatura una forma de crianza que ve a las niñeces como seres capaces de reflexionar sobre temas complejos de la vida.
Y por otro lado tenemos el cuento policial para niños “El misterio del conejo que sabía pensar” una narración donde Clarice entabla un diálogo directo y sincero con los niños a quienes les relata esta curiosa historia. Les propone, ni más ni menos, que den una solución a lo que sucede cada vez más asiduamente: que Juancito, el conejo blanco y gordo, como todos los conejos, se escapa de su jaula. En el cuento de Lispector se plantea el juego de la realidad mezclada con la ficción, porque la autora- narradora asegura contar la verdad, y que ni ella misma sabe cómo hizo Juancito para salir de la jaula. De esta se va haciendo preguntas, entabla con el lector una conversación profunda, afectuosa. Esos intercambios orales son los más jugosos para hacer y hacerse, algo que Lispector aclara al comienzo del texto. Van despertando la imaginación, estimulando el pensar. Nos lleva a conocer “la naturaleza del conejo”, qué lo anima, por qué se escapa, qué siente, qué es lo que descubre del mundo y de la vida. Las ilustraciones de este cuento, al igual que en el anterior son muy tiernas y encantadoras. Leerlo invita a los adultos a preguntarnos cómo y con qué percibimos el mundo y al otro, cómo miramos la vida, cómo conectamos con la felicidad, ¿nos permitimos escapar de nuestras vidas por puro gusto? ¿Sabemos cuáles son las cosas que nos hacen “latir el corazón tan ligero como si nos hubiéramos tragado un montón de mariposas”, como le pasaba a Juancito? Y muchas, muchas preguntas más.
Una historia fresca, directa y desafiante sobre un conejo que olfateaba ideas con la nariz que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de los conejos y llegar a la conclusión de que cada naturaleza tiene sus ventajas.
Clarice dijo en una nota: “El adulto es triste y solitario”; “el niño tiene la Fantasía en libertad”, es por eso que los invito a compartir con las niñeces que tienen alrededor un momento mágico donde los que tienen la libertad de fantasear nos inviten a ver el mundo desde sus ojos.
Por Agos Testa
8 de Octubre del 2024